
Conseguir cambios beneficiosos para el bienestar en nuestra vida, es algo que a todos nos ocupa gran parte de nuestra mente.
Pero si encima son acciones, las que quiero cambiar, que llevan mucho tiempo asentadas en mi vida, porque tengo mucha vida acumulada, es algo que parece imposible de conseguir.
Pues yo quiero decirte que eso es un falso mito. Todos podemos cambiar eso que nos tiene rumiando la mente una y otra vez, siempre que esté en nuestra zona de influencia.
No podemos empeñarnos en influir en algo que no está bajo nuestro control, pero sí cómo actuar ante esas circunstancias que nos “toca vivir”
Tenemos que aceptar que debemos hacer cambios
Llegados a este momento de tu vida, tienes varias opciones para tu crecimiento y desarrollo personal:
1) justificar cualquier fracaso en tus logros y objetivos de forma externa: “el mundo no me deja cumplir mis objetivos”
ó 2) evaluar qué es lo que hace que yo no consiga mis propósitos y descubrir qué factores dependen de que yo mueva el cu… y me ponga a ello.
El mito de ya no puedo cambiar nada a mi edad, no tiene base ni para ti ni para los que te rodean y quieren. (Ya descubrió el gran Ramón y Cajal, a principios del siglo XX, que existe neuroplasticidad en el cerebro hasta casi el final de nuestra vida).
Y he dicho también para los que te quieren a posta, porque a lo mejor ese no conseguir tus metas te lleva a un estado de ánimo que influye en tus relaciones personales. Y muchas veces se traduce en no disfrutar de pequeñas cosas debido a tu mal carácter, o tus reacciones exageradas.
Así que, lo principal es dejar las quejas y ver qué es lo que yo puedo cambiar para conseguir la vida que quiero.
Si, por ejemplo, es conseguir una alimentación sana, que suele ser de los propósitos más valorados, al empezar un nuevo año, no vale decir “es que mi vida es muy desordenada, siempre estoy en la calle y no puedo cuidar mi alimentación”.
Sí, acepto que es más difícil que en una circustancia laboral distinta, en la que haces tus comidas en casa. Pero puedes hacer pequeños cambios para sentir que estás poniendo de tu parte, y llevando a tu control tener una alimentación sana. Ya solo eso es muy motivador.
Cómo decidir qué quiero o debo cambiar
Lo primero es tener claro cuales son mis objetivos de vida hoy por hoy.
Lo puedes hacer de distintas formas.
Haz un tablero de visión de tu vida a distintas fechas: como me veo a final de 2022, como me veo dentro de 3 años, como me veo dentro de 10.
Haz una lista de lo que te mueve en la vida, qué me gustaría que hubiera en mi vida, quién me gustaría que estuviera en mi vida, cómo me gustaría ser.
Una vez hecho, ahora es importante hacer una lista de las circunstancias que te absorben cada día en tus rutinas. Qué es lo que te acapara más tiempo, en qué sientes que estás perdiendo tiempo, y dale una puntuación en tu escala de valor.
De esa forma tendrás claro cuáles de esas actividades o circunstancias son verdaderamente importantes en tu visión de vida ideal para ti, en este momento. Y cuales de ellas podrían ser apartadas o aparcadas de momento.
¿Qué tiempo libre te deja esa selección de circunstancias que has dejado como importantes?
Ahora viene algo clave: ¿qué haces con ese tiempo libre? ¿Lo dedicas a actividades que no aportan a tu tablero de visión? ¿podrías darle un valor a ese tiempo para ti y tu interior y así conseguir dar pequeños pasos para tus logros? A veces sólo con unos minutos de reflexión, meditación o pausa mental se avanza mucho en tus prioridades.
Reservar tu tiempo de trabajo interior cada día
Yo dedico, todas las mañanas, un tiempo a mi trabajo personal interior. A ese tiempo le llamo momento RAM, porque para ponerlo en la agenda y simplificar la escritura, al ser una rutina recurrente y no tener que escribir todos los días las mismas acciones, solo escribía las iniciales: R de reflexión A de agenda y M de meditación.
Para mí es ese momento en el que elijo y decido las prioridades del día (agenda), escribo sobre cómo voy a actuar ante eso y doy gracias por algunas circunstancias de mi vida (reflexión) y medito para conseguir tener mi mente preparada para el nuevo día.
Así que si tú necesitas otra forma de trabajo mental y de calma interior te animo a que lo tomes como rutina. Y en ese rato puedes aclarar muchas ideas y creencias que tienes en tu mente y que sin darte cuenta, es lo que no te deja cambiar. Es una forma de no dejar tu bienestar en manos de nadie, es tomar el control de cómo ser feliz en el proceso de vivir.
Por eso creo que sin ese trabajo preliminar es difícil tomar acción.
Dentro de ese momento RAM es donde tienes que dedicarle un espacio al CÓMO… cómo hacer que tus objetivos o metas se conviertan en pequeños cambios realistas y alcanzables.
¿Por qué necesitamos viajar al interior de nosotros mismos?
Porque “todo fluye”.
Al río de tu vida no le puedes frenar con un dique
Tu vida nace de su fuente, sigue su cauce
y si quieres ser consciente tienes que influir con ella
sin que te asusten los rápidos y cascadas,
sabiendo descansar en sus remansos,
alimentar sus acequias, recibir sus afluentes
y dirigirte con una consciencia serena hacia el mar.
J. A. García Monge
Preámbulo de El diario íntimo, José-Vicente Bonet
Dar sólo el siguiente paso
Esta idea es reveladora para conseguir tus cambios.
Piensa en algo que quieres cambiar.
Empiezas a idear en tu mente el cambio. Lo transformas en pasos, organizas tu método y cuando te das cuenta, hay sólo un paso que es como el dique que está frenando el cambio.
Seguramente se convierta en un paso “resorte”, porque una vez que lo das, todos los demás van detrás casi sin esfuerzo. Pero sabes que es sólo ese pequeño paso que, si no lo das, no es posible que avances.
Así que, una vez que tengas claro y decidas qué quieres cambiar, haz una lista de los pasos necesarios. Y verás como hay algunos que los ves factibles enseguida, pero siempre hay uno que te bloquea. Y será el que siempre vendrá a tu boca, cuando quieres justificar, ante alguien, el porqué no has cambiado eso que querías.
Y es sólo el siguiente paso.
Pruébalo. Porque en mi caso lo tengo más que comprobado. Que se convierte en ese paso que “abre la presa” de todos los demás.
RESUMIENDO:
- Haz una lista de lo que hoy por hoy quieres en tu vida.
- Haz una lista de las tareas que se han convertido en rutinas, recurrentes.
- Separa las rutinas necesarias de las que puedes apartar, por ahora.
- Haz una lista de las actividades que haces en tus tiempos muertos. Decide si hay algunas que puedes eliminar.
- Dedica una parte de ese tiempo a tu reflexión o trabajo interior (Momento RAM) cada día.
- Descubre ese paso resorte para tu cambio, y Da sólo el siguiente paso
Conclusión
No aceptes cuando alguien te diga “yo a mi edad ya no puedo cambiar”. Ni lo acojas para ti.
Hasta el final de nuestra vida podemos cambiar aquello que no nos ayuda a nuestro bienestar.
Todos tenemos muchas fortalezas en nuestro interior, recursos personales que pueden llevar nuestra actitud en la vida a donde nos gustaría ser.
Y la única forma de hacerlo es establecer tus prioridades, saber qué es lo que no te ha dejado llegar a eso, y dar el siguiente paso “resorte” que haría que el cambio se produjera.
Cuéntanos si tienes algún bloqueo mental que no te deja dar ese siguiente paso, ¡nos encanta leerte!
Genial todo y muy apropiado para las que a nuestra edad nos hemos acomodado y decimos “ya a estas alturas no puedo cambiar”, pues sí, hay que hacerlo en todo lo que nos haga mejores personas.
Gracias, gracias.