
Hoy quiero hablar sobre la falta de enseñanza en gestión emocional que tenemos en nuestro sistema educativo. Porque de tener esa asignatura, como parte esencial de nuestra educación, cambiaría mucho el futuro de todos.
La gestión de nuestras emociones es importante para todas las facetas de nuestra vida. Pero para las situaciones complicadas, como lo es una enfermedad como el cáncer, se vuelve crucial.
Y para saber gestionarlas es necesario distinguir y conocer las emociones a las que nos enfrentamos. Muchas veces nos equivocamos pensando que respondemos ante una emoción, cuando en realidad es otra la que nos afecta.
Y a la edad adulta tenemos que empezar a aprender la asignatura de Inteligencia emocional, cuando deberíamos haber aprendido desde pequeños.
Las emociones que aparecen frente a una enfermedad como el cáncer
Cuando te enfrentas a una situación como esa, la rueda de las emociones ( puedes entrar en este artículo de mi blog para leer más sobre ella ) te viene entera para ti, como si de un camión descontrolado fuera.
No sabes por donde meterle mano, cuál coger primero, “ésta que viene ahora cómo se llama”. “De donde sale esto que estoy sintiendo”.
Y es importante que nos enteremos desde las altas esferas hasta el último maestro del pueblo más pequeño de España, que tiene que existir una asignatura dentro del curriculum obligatorio escolar, que enseñe, promueva, y le de la importancia que tiene a la gestión emocional, o inteligencia emocional.
Ya nos enseñó Daniel Goleman hace bastantes años (1985) en su bestseller Inteligencia Emocional, que la salud emocional es mucho mejor indicador para el crecimiento y éxito de una persona que la Inteligencia General o CI.
Entonces, si todos nos hemos dado cuenta de eso, ¿por qué nadie le ha hecho caso?
La gestión emocional es necesaria no solo para el enfermo. También para su familia y círculo cercano. Porque cuando vives de cerca el cáncer, no sabes cómo actuar, ni cómo gestionar todo lo que sientes y lo que crees que el enfermo está sintiendo.
Por eso todos necesitamos aprender de emociones.
Autoconocer cómo se expresan mis emociones en mi cuerpo
Conocer mis reacciones físicas en estos momentos es un primer paso de autoconocimiento emocional.
Te comparto una metáfora sobre el duelo frente a una enfermedad. Es una adaptación personal del cuento Hola quién es de Eva Herber , psicóloga y coach del Instituto Europeo de la Psicología Positiva.
Parar unos minutos cada día y mirarme por dentro, qué es lo que me da miedo, qué me produce verguenza, culpa, alegría, ira, tristeza.
Si somos capaces de ver los cambios en mi cuerpo ante las situaciones, será más fácil llevarlas de la mano, y no dejarnos arrastrar por ellas.
Aprender a no evitar las emociones desagradables
En el mundo de las emociones se cumple la idea de que lo que se resiste persiste. Cuando yo niego lo que estoy sintiendo no dejo de sentirlo, simplemente se queda escondido en algún otra forma de expresión, y por lo tanto te será más difícil trabajarla.
Si yo siento miedo a la visita al oncólogo y ese día me pongo fatal y no doy pie con bola, me enfado con todo el mundo y culpo a quien pueda de mi situación, probablemente te será más útil que al escribir tus reflexiones por la mañana reconozcas a ti misma que sientes miedo horrible a la visita al médico de hoy.
Así irás disminuyendo tu miedo, o al menos, al saber que lo tienes, contar con él incluso para compartirlo con los tuyos. Para ellos será más fácil entonces saber que el día de la visita al médico, tienen que estar especialmente sensibles contigo.
La práctica de la meditación Mindfulness te ayuda a conocer tu interior, a aceptarlo y a prepararte para afrontar tu realidad desde tus emociones.
Conclusión
Antes que dedicar un espacio en el curriculum escolar a la Educación en ciudadanía, tendríamos que incorporar la Educación emocional.
Es la base de nuestro crecimiento personal ante las situaciones que nos pondrá la vida.
Tener un autoconocimiento emocional mínimo te será muy útil para no dejarte llevar por emociones desproporcionadas que arrastran a los pensamientos hacia la negatividad.
Aceptar a las emociones que no nos gustan es necesario para que no se enquisten entre otras ideas y sensaciones.
En tus reflexiones diarias dale espacio a qué sientes, cómo te afecta tu situación y cómo la puedes encajar. Y el Mindfulness te ayuda a ello.
Si quieres que hablemos más profundamente sobre este tema, déjanoslo en comentarios,
¡nos encanta leerte!